TRAYECTORIAS
SILVANA LACARRA - MARIANO VILELA
Dos de las obras exhibidas pertenecen a la Colección de Fundación OSDE y fueron el punto de partida para pensar junto a Mariano y Silvana esta exposición.
El título gira en torno a la(s) trayectoria(s). Solemos hablar de trayectoria profesional para nombrar los distintos trabajos que alguien realiza durante su vida. Ahora ¿a qué nos referimos cuando hablamos de la trayectoria de un artista? ¿A la sumatoria de estudios, becas, exposiciones, premios, muestras retrospectivas? Es posible, pero la variable ineludible pareciera ser el tiempo...
La intención es ir más allá de esta definición, ampliarla, buscar otras acepciones de esta palabra para intentar dar cuenta del recorrido a lo largo del tiempo de su producción; pero, también, el de la propia exhibición: la selección de las obras y su disposición en el espacio, sus diversas materialidades, los intereses e ideas —comunes y antagónicas— que circulan alrededor de cada una ellas.
En la búsqueda aparece, desde las ciencias exactas, otra definición de la palabra trayectoria.
Para la cinemática —rama de la mecánica que estudia el movimiento de los objetos— , una trayectoria es el lugar geométrico de las posiciones sucesivas por las que pasa un cuerpo en su movimiento. En particular, la trayectoria irregular o errática se define cuando ese movimiento es imprevisible, como el del vuelo de una mariposa o el de un grupo de niños jugando.
¿Podemos pensar, entonces, que este recorrido imprevisible es similar a la creación, al trabajo, al itinerario artístico?
Simultáneamente, podemos enlazar esta definición de trayectoria con la noción del arte como juego que introduce el filósofo alemán H. Gadamer, quien lo reconoce como un movimiento que se repite, como un hacer comunicativo.
La obra puede ser entendida como proceso de construcción y reconstrucción continuas. El espectador no es solo un observador que contempla, sino que es parte del juego. Desde este punto de vista, la obra de arte está en continua transición, tanto para creadores como para receptores.
A través de las obras, las ideas, los deseos y las historias, Lacarra y Vilela generan diálogos, preguntas y contrapuntos. Además, las palabras —de los propios artistas y de otros— recopiladas al final de la exhibición, proporcionan otro modo de acceso a este espacio de juego, que se completará con el propio recorrido/movimiento de cada espectador.
M. B.
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